Todo
plantel cuenta con un motivador nato, aquel que siempre está pendiente de
levantar el ánimo de sus compañeros en cada partido, y después mete un gol en
contra.
Por Roi Waremkraut
Hay
funciones que no pueden faltar en un equipo de fútbol que quiera pelar por
cosas importantes. Tiene que haber un arquero de categoría que brinde seguridad
y aparezca en los momentos decisivos, un volante central que sea el termómetro
del equipo, un nueve que te clave al menos un gol por partido y un vende humo
que se encargue de motivar a todos aunque no sepa patear la pelota.
¿Quién no
conoce a ese lateral por izquierda que antes de cada partido le grita a todo el
mundo: “A estos nos los comemos crudos”, “hoy salimos de la malaria” o “el que
crea que no podemos ganar que no entre a la cancha”? Usualmente, es el mismo
lateral izquierdo que a los 5 minutos del primer tiempo falla un pase y le deja
servido el gol al nueve rival, y después se va expulsado faltando 10 minutos
por pegar una patada de burro e insultar al árbitro.
También
está el típico número cinco que vende humo ordenando constantemente a todos sus
compañeros adentro de la cancha, que exige compromiso en la semana pidiendo que
todos coman sano y hagan ejercicio para llegar bien al partido, y después
camina la cancha y hace pases laterales sin ninguna utilidad.
Más de un
lector estará pensando en ese arquero que se la pasa felicitando a todos los
jugadores de campo, aplaudiendo los intentos de buen juego aunque salgan mal o
los remates al arco que se terminan yendo al lateral. Normalmente es el mismo
arquero que calcula mal en el primer centro al área, sale a cualquier lado y
cuando se quiere dar cuenta el equipo ya está sacando del medio. Igual nunca
pierde la moral y segundos después de haberse comido el gol ya está con los
aplausos y otra vez a los gritos: “No pasó nada muchachos, dale”.
Aunque sean
fábricas contaminantes de humo, es imprescindible tener a este tipo de
compañeros en el equipo, porque si no entraríamos dormidos a la cancha o no
iríamos a jugar. Si falta la motivación, el fútbol pierde algo de gusto.
Además, después del partido siempre vamos a tomar una birra y podemos descansar
al vende humo a piacere.
Este comentario va para los muertos de revagancia magnetica, particularmente para el vende humo del narigon que tiene dos piernas izquierdas el tronco ese.
ResponderBorrarY por favor... Piczman aflojale al flan y al mendicrim! no podes correr ni el colectivo.
atte.
pd: llamen a susurro para dar un salto de calidad, el gran vallenato.