No todos
los equipos creen ellas, pero es sabido que los mitos y las supersticiones son
tan parte del fútbol como la pelota y los arcos.
Por Roi Warekraut
“Las brujas
no existen, pero que las hay, las hay”, es una frase muy repetida
cotidianamente y que en el fútbol sirve como justificación de conductas
supersticiosas. A lo largo de la historia han existido y existen equipos y
personas que han puesto a las cábalas en el centro de la escena cuando se trata
de buscar la fortuna. Para los argentinos el exponente más reconocido en este
sentido es Carlos Bilardo, cuya obsesión por la repetición de ritos fue parte
central del logro de la Copa del Mundo 1986. Pero del Doctor para abajo, sobran
ejemplos de cábalas en el mundo del fútbol y TdeA no es la excepción.
Diego Sosa,
figura de Los Fleteros, equipo que disputa el torneo de fútbol 6 de los
sábados, no puede evitar gritar “Quiricocho” cada vez que el equipo rival ataca
contra su arco. Sabe que su conducta no influye directamente en el juego, pero dice
que es bilardista a muerte y que ya lo tiene incorporado, no puede parar de
hacerlo.
Pero
saliendo de casos individuales, se pueden traer a colación cábalas colectivas.
Como el plantel campeón del mundo en 1986 llevaba una virgen a todos lados o
llegaba a cada uno de los estadios cantando las mismas canciones en el mismo
orden en el micro, hay equipos en TdeA que también tienen sus objetos cabuleros
o sus prácticas supersticiosas.
Fui a La
Pelota, multicampeón de fútbol 8, dispuso un orden de entrada al campo de juego
que se repetía en cada encuentro. Cada jugador tenía su turno para pisar el
césped sintético y entraban en una fila ordenada, siempre pisando primero con
el pie derecho. Bayern Núñez, otro de los equipos reconocidos de los torneos,
lleva un muñeco de Alf a todos lados y lo pone al costado de la línea de cal
para le traiga suerte desde otros planetas.
Las cábalas
no siempre funcionan, sobre todo cuando se enfrentan dos equipos que tienen las
suyas. Sin embargo, probablemente siempre sean parte de la vida y del deporte,
aún de quienes dicen no creer en ellas. ¿Alguien realmente nunca tuvo una
cábala secreta?
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