El millonario derrotó 1-0 a Boca en Mar Del Plata con gol de
Rafael Santos Borré y se quedó con el único superclásico del verano. El próximo
14 de marzo se volverán a enfrentar en la final de la Supercopa Argentina.
Por Roi Waremkraut
El estadio José María Minella de la Ciudad de Mar Del Plata lució
completo para recibir al primer superclásico del 2018. Boca y River disputaron
un partido intenso y cerrado, pero los dirigidos por Marcelo Gallardo
aprovecharon su oportunidad en el final del primer tiempo y sostuvieron la
diferencia hasta el pitazo final. El gol lo anotó el colombiano Rafael Santos
Borré tras una pared con Ignacio Scocco y una definición al primer palo,
regalado por el arquero de Boca Agustín Rossi.
La primera parte del encuentro contó con dos equipos
dispuestos a atacar a través del juego asociado. Tévez se dedicó a tapar la
salida de Ponzio y Buffarini hizo lo propio con Enzo Pérez, obligando al equipo
millonario a saltear líneas. Los centrales tocaban directamente para Gonzalo
Martínez, Borré o Scocco; que pivoteaban para sacar el balón limpio. Lo
pudieron hacer en los primeros quince minutos de juego, pero después Boca logró
ajustar la presión y se adueñó de la pelota, aunque nunca tuvo claridad para
inquietar el arco defendido por Germán Lux.
A falta de cinco minutos para el final, Ponzio pudo
desprenderse de su marca para dar el primer pase hacia adelante hacia el Pity
Martinez. Allí nació la jugada del único gol del partido, con una buena
corajeada del colombiano goleador.
A partir de ese momento, y hasta el cierre del encuentro,
River se dedicó a manejar el balón con tranquilidad y precisión, y a presionar
con intensidad sobre los volantes de Boca para impedir la generación de juego rival.
Lo hizo con tal eficiencia que Boca no pateó el arco en todo el segundo tiempo.
Saracchi anuló a Pavón, Ponzio se comió a Tévez y Espinoza estuvo desaparecido.
Wanchope Ábila ingresó promediando el complemento, pero tampoco hizo
diferencias.
River contó con una defensa sólida conformada por Montiel,
Mártinez Quarta, Pinola y Saracchi; sumada a la tarea perfecta de Ponzio. Le
faltó profunidad en el ataque, ya que el Pity Mártinez alternó buenas y malas,
y los dos delanteros no concretaron las situaciones que su equipo generó. Sin
embargo, le alcanzó con meterla una vez para llevarse el resultado.
Boca sintió las ausencias de Wilmar Barrios, para recuperar
en la mitad de la cancha y ejercer la presión alta a la que estaba acostumbrado
en el 2017; Edwin Cardona, encargado de todas las pelotas paradas cerca del
área; y Pablo Pérez, que le otorga ese primer pase entre líneas para pasar al
ataque.
El clásico de verano les sirvió a los dos para ponerse a
punto, pero sobre todo fue un ensayo de cara al próximo 14 de marzo, cuando se
enfrenten en Córdoba por la final de la Supercopa Argentina.
Foto: Infobae
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