Los equipos
que triunfan tienen normalmente a un integrante que no es la figura ni el
goleador, pero sabe ocupar el rol que le toca cuando es necesario.
Por Roi Waremkraut
Al armar un
equipo de fútbol 8, hay posiciones que necesariamente tienen que ocuparse con
gente idónea. Tiene que haber un arquero, un defensor central, dos laterales,
un volante central y un delantero. Después, el resto de los puestos pueden
variar partido a partido, con un mediocampista o un atacante más.
En general,
los equipos que compiten en un torneo, que realmente pelean por el título, son
los que saben armarse colectivamente con una designación de puestos y funciones
claras, y mecanizan movimientos hasta jugar “de memoria”. Sin embargo, los que
tienen un plus son aquellos equipos que saben hacerse de un jugador “comodín”.
El comodín
es uno que no se destaca particularmente en ninguna posición, pero tampoco es
un burro. No es el amigo que llevás a jugar aunque no sepa patear la pelota
porque te da lástima que se quede afuera. El comodín es aquel que no se
destaca, pero entiende el juego y sabe ocupar con suficiencia la posición que
se necesita en un momento determinado.
Se te
lesiona el arquero y el comodín masomenos puede cubrir el arco y dársela a un
compañero cuando saca. Expulsan al defensor central o a uno de los laterales y
el comodín se ubica en ese lugar del campo. No va a ser Van Dijk o Sergio
Ramos, pero no te va a dejar en pelotas.
El comodín
tiene tener la capacidad de ubicarse en la cancha, parar la pelota y dársela a
uno que tenga la misma camiseta, así que también puede jugar de volante
central, y en caso de que te falle un delantero, el comodín debería estar
capacitado medianamente para pivotear o patear al arco.
A partir de
ahora, afinen la mirada y busquen en cada equipo campeón. Van a ver que en la
mayoría, hay alguno que cumple el rol de comodín.
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