Jugar al fútbol está bien; jugar al fútbol en la playa, mejor.
En este artículo se trata de describir las, hasta ahora, “Reglas no
escritas del Fútbol en la Playa”. No hay que confundir con el “Fútbol – Playa”,
que está reconocido por FIFA, y que tiene su propias Reglas del Juego y sus
campeonatos nacionales e internacionales. Sin embargo, el “Fútbol-Playa” tiene
muy pocas similitudes con el Fútbol, principalmente porque se juega sobre una
superficie irregular (arena seca), pero tampoco coincide en el número de
jugadores, ni medidas, ni tamaño de arcos, ni pelota, etc. La principal
dinámica del juego pasa por levantar la pelota y patearla, bien sea para pase o
para disparo de volea. Por el contrario, el Fútbol en la Playa nos lleva a la
máxima esencia del Foot-Ball, a sus orígenes…
Las Reglas No
Escritas del Fútbol en la Playa
Las Reglas del Fútbol en la Playa no existen, ni espero que existan. Aquí
sólo se trata de plasmar algunas de los convencionalismos más extendidos.
El Fútbol en la Playa es la mayor expresión de la esencia del Foot-Ball, allá por mediados del siglo
XIX, el que se jugaba en los campos y patios de los Colleges británicos. No hay
unas reglas del juego escritas, sino que se suponen e incluso se improvisan
sobre la marcha. Tampoco hay árbitro, ni falta que hace.
El No Árbitro
En los partidos de Fútbol en la Playa no hay árbitro. Volvemos a la
esencia del Foot-Ball. En realidad, lo único que hay que arbitrar
son los goles y las faltas. Las demás reglas del juego, sobran en la playa. Y
son dos cuestiones que pueden llevar a agrias discusiones. Hay que considerar
que los arcos, como se verá más adelante, no existen como tal, por lo que en
ocasiones es complicado saber si ha sido gol o no. En cualquier caso, esto
tampoco supone mayor problema, pues cada uno es libre de llevar la cuenta de
goles que le da la gana, siendo bastante frecuente que a la finalización del
partido hayan ganado los dos equipos.
Lo de las faltas es otro tema. Por lo general no hay faltas, no porque
no las haya en sí, sino porque es raro que se acuerden. Las faltas suelen ser
marcadas por el jugador que la recibe (volvemos a la esencia del Foot-Ball),
que con gesto de desagrado se vuelve, brazos en alto, hacia su rival en señal
de reprobación, indicándole sus malas artes. Lo malo es que, a veces, algún no
adaptado resulte demasiado delicado, poniéndose pesado con tanta faltita, por
lo que se termina pasando de él. Otras veces, alguien se autodesigna como
regulador del juego, siendo mandado educadamente al mismísimo carajo, salvo que
sea el dueño de la pelota, claro.
La pelota. ¿Quién la lleva? Lo normal es que el grupo de amigos haya
hecho una vaquita para comprar una; o que haya algún amante de la filantropía
que ofrezca generosamente tan preciado bien futbolero. Tampoco sería de
extrañar que después de estar todo organizado, no hubiese pelota.
Los equipos
Los jugadores se reparten en dos bandos, desde dos hasta infinitos
jugadores, dependiendo de la cantidad de gente congregada y del espacio de
playa que permita la marea. El reparto puede ser por grupo establecido, por
sorteo, o por elección según dos “capitanes”, que van eligiendo
alternativamente a sus jugadores. Los primeros elegidos, los arqueros; y los
últimos, los más “malos”, que reciben su destino con un clásico “lo sabía…”
Es muy posible que durante el transcurso del partido vaya llegando más
gente, en cuyo caso tendrán que esperar a ser pares para repartirse
equitativamente entre los dos equipos. También depende de la jerarquía del
nuevo, pues si es un “peso pesado” del grupo, entra a jugar directamente, por
lo general con el equipo más débil. El problema está en cuando el personal
inicial del partido ya lleva jugando un buen tiempo y comienza a acusar el
cansancio; y de repente se cuela uno o varios frescos que arrasan sobre los
exhaustos.
También es bastante frecuente que se vaya retirando gente del partido a
medida que avanza en el tiempo y se acumula el cansancio, pues hay partidos que
pueden durar toda una mañana. A veces los que terminan el partido nada tienen
que ver con los que empezaron.
Los arcos
Por llamarlos de alguna manera, pues también se vuelve a la máxima
esencia de los pioneros del Foot-Ball. Salvo partidos de gente ya muy
veterana y organizada, que llevan los postes, lo normal es jugar sin.
Las marcas se señalan entonces con mochilas, camisetas, montones de
arena, etc. a una distancia previamente establecida, que se mide con pasos. No
es de extrañar que durante el partido el ancho de algún arco vaya menguando
misteriosamente, lo que termina siendo descubierto por el equipo contrario.
Gran dilema cuando la pelota pasa por encima de alguno de los montones
de arena que hace de poste, ¿gol?, ¿fuera?.
No menor dilema es establecer la altura que suele venir determinada por
la altura del arquero. En este sentido, conviene poner de arquero a un bajito…
¿Quién se pone de
arquero?
Si hay voluntarios para ponerse de arquero, bien, pero si no se quiere
poner nadie (lo más normal) hay varias alternativas: se juega sin (arco chico), se juega con arquero-delantero
o se va cambiando.
Cuando nadie se quiere poner de arquero, se suele acordar jugar con “arcos
chicos”, que vienen a ser de entre uno y tres metros, dependiendo del número de
jugadores. Con los arcos chicos se suele acordar que “no vale marcar desde
lejos” (la distancia es aleatoria) o que hay que marcar desde dentro de un área
marcada en la arena, o incluso que sólo valen goles de cabeza. El juego con
arco chico requiere mayor técnica, salvo en jugadas donde se amontona gran
cantidad de gente delante del arco y la jugada termina con un cabezazo de algún
delantero. Otra característica de jugar con arco chico, sin arquero, son los
penales por mano. Estos se suelen tirar desde una distancia acordada y con un
defensor ejerciendo de arquero, pero adoptando una postura y tener que
mantenerla sin poder moverse durante el lanzamiento. Siempre hay una rodillita
que baja sibilinamente para detener la pelota. Eso sí, no vale “cañonazo”.
Otra posibilidad es acordar jugar con arquero pese a que nadie quiera
ejercer en tal posición, en cuyo caso se suelen establecer turnos. El criterio
puede ser por tiempo o cada vez que se marca o recibe un gol. Este segundo
criterio es más problemático ya que las ganas de quitarse de arquero hacen que
se produzcan goles sospechosamente fáciles.
El terreno de juego
No hay dimensiones establecidas. Ni tampoco se marcan límites, si acaso,
se marcan sobre la arena las líneas de fondo y de gol. La longitud se establece
dependiendo del número de jugadores. Primero se coloca las señales de un arco,
donde se comienza el peloteo; y los del otro equipo se distancian lo suficiente
para poner el otro.
Y el ancho viene marcado por la arena seca por un lado y el agua por
otro, pero no de forma rigurosa, pues se puede jugar por ambas partes, con las
limitaciones que suponen.
Cuando la pelota va
a la arena seca
Cuando la pelota se aleja mucho por la arena seca, se suele dejar al que
lo persigue, pero siempre hay algún “fatiga” que le sigue presionando, lo que
conlleva que el primero agarre la pelota con las manos y a su antojo diga
“fuera”. Son momentos de mucho esfuerzo físico y los que se lo sufren terminan
la jugada para el arrastre, incluso tirados en la propia arena durante un rato
hasta recuperar el oxígeno.
Cuando la pelota va
al agua
Por el agua suele pasar algo parecido. Cuando se disputa por la zona más
orillera no suele haber problema, pero éstos surgen cuando la pelota llega a
zonas más profundas de agua. En este sentido es importante si se está jugando
calzado o descalzo. Los que llevan zapatillas, al principio del partido se
suelen frenar al llegar al agua para no mojarse, aunque a medida que avanza el
mismo y se van mojando, terminan metiéndose hasta los tobillos. Los que van
descalzos tienen menos problemas, claro, y abusan de su condición.
En ocasiones, se pega un patadón hacia el agua para cortar una jugada y
que no pueda seguir el avance. También es normal salpicar de agua al que
intenta presionarnos o quitarnos la pelota.
El Fuera de Juego
¿Quéeeeeeeeee?
Equipamiento
Los equipos no se diferencian entre ellos. Lo normal es que se juegue
sin camiseta, sobre todo en los meses de verano.
Respecto al calzado, es bastante frecuente jugar descalzo, lo que
conlleva un cierto riesgo, sobre todo cuando hay rivales que juegan calzados.
Lo normal es establecer que todos jueguen calzados o descalzos, pues en alguna
ocasión se cuela algún “impresentable” calzado no ya con unas livianas
zapatillas, sino hasta con botas de tacos.
El tiempo de juego
El partido no tiene tiempo de final, pues se acaba cuando la gente ya
está harta o, en el mejor de los casos, cuando se llega a un número de goles
determinado, que normalmente se suele establecer durante el partido. En
ocasiones se decide “el que marque gana”, de manera que, independientemente del
resultado, el que marque el próximo y último gol, gana el partido. Puede haber
tantos goles, que llega un momento que se pierde la cuenta.
Lo mejor del
partido
Lo mejor del partido es el baño final, o intermedio, que da vida para
seguir jugando, o para pasar del partido y echarse en la arena a tomar el sol,
comentando el partido con unos litritos de cerveza y una bolsa de maní.
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