lunes, 6 de abril de 2020

El invocador de Quiricocho


El fútbol es un juego colectivo que se define por el trabajo colectivo de un equipo y por el talento individual de los jugadores. Pero también hay algo de suerte y algunos creen tener herramientas para utilizarla a su favor.

Hay una palabra muy utilizada en el mundo del fútbol , tanto amateur como profesional, que se dice para mufar a un rival: “Quiricocho”. Sin embargo, pocos saben de dónde viene o qué significa. Como no podía ser de otra manera, su inventor fue Carlos Salvador Bilardo en la década del ’60. 
"Quiricocho era un muchacho de La Plata que siempre estaba con nosotros y, como ese año salimos campeones, lo adoptamos como nuestro amuleto", relató el Doctor.

A partir de ese momento, la cábala se popularizó y hoy se escucha en diferentes partes del país y del mundo. TdeA no es la excepción y Quiricocho ya es un personaje invocado cotidianamente en varias situaciones que se dan los torneos. Solo hay que prestar atención para escuchar a un jugador, hincha o DT que ante la desesperación del momento lanza la palabra al aire como manotazo de ahogado.

Cuando hay un penal para el equipo contrario, en el momento en que el árbitro da la orden de la ejecución y arranca la carrera del pateador, normalmente se oye a la distancia un “¡Quiricocho!”, que busca que la pelota se levante por encima del travesaño o rebote en un poste y salga.

Cuando un delantero llega libre a enfrentarse con el arquero y el defensor solo puede verle el dorsal de la camiseta sin chances de evitar un remate peligroso, suele gritar “¡Quiricocho!” como último atisbo de esperanza para que el atacante pifie o tire la pelota a cualquier lado menos al fondo de la red.

Algunos ya están enviciados con Quiricocho y lo invocan en cualquier circunstancia: cuando llega un centro al área, cuando agarra la pelota el más talentoso del equipo rival o simplemente cuando la tienen los contrarios.

Desde acá llamamos a la cordura y pedimos que se utilice el amuleto con racionalidad para que no pierda su sentido y para que Quiricocho no se convierta en una especie de dios del fútbol.

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