miércoles, 1 de abril de 2020

El fantasma del equipo


Hay jugadores que son expertos en generar expectativas y desilusionar. Son aquellos que la rompen en los amistosos y en los partidos mediocres, pero cuando llegan los compromisos importantes, desaparecen.

Por Roi Waremkraut

Si hiciéramos una encuesta en la calle preguntando si la gente cree en los fantasmas, seguramente la mayoría respondería que no. Sin embargo, el fenómeno espectral es algo que se puede ver seguido en el ámbito del fútbol. Definimos como jugadores fantasmas a aquellos que aparecen tirando magia en los entrenamientos, en los partidos de pretemporada o contra rivales inferiores, pero cuando se juega por los porotos, nunca están.

Los fantasmas son típicas estrellas de verano. Cuando arranca la competencia preparatoria en el mes de febrero, estos jugadores son Messi, Pelé y Maradona; todos juntos en un mismo cuerpo. Los espectadores se maravillan y preguntan “qué hace este pibe jugando un torneo amateur”. Pero después, cuando al equipo le toca jugar la primera fecha contra el último campeón, la estrellita llega tarde, entra dormido y no toca la pelota, para que el equipo pierda y sufra un golpe duro en el arranque de la campaña.

Pero el fantasma siempre puede generar aún más desilusión. En la segunda fecha, la figura vuelve a brillar. Con el número 10 en la espalda, generalmente, el espectro se pone las pilas nuevamente y saca a relucir todo su talento para ser el abanderado del equipo en una goleada histórica. Y mantiene el nivel hasta los playoffs, donde vuelve a decepcionar.

Los fantasmas son mágicos y mágicamente aparecen lesionados cuando su equipo se juega una parada importante. Después de brillar en la fase regular de un torneo, llevado al equipo hasta los cuartos de final, el fantasma suele desaparecer por alguna molestia física justo en el primer partido eliminatorio. Y, por las dudas, la molestia le dura un par de semanas, así se mantiene desaparecido si llegan a semifinales.

Sin embargo, el mejor acto mágico de desaparición para un fantasma es en una final. El genio que tiraba tacos y caños, que hacía goles de todos los colores, que se ponía el equipo al hombro y lo llevaba hasta la victoria, en las finales es una piltrafa. Cuando se juega la gloria máxima, el fantasma deambula por la cancha sembrando decepción en todos sus compañeros, que no tardan en sacarle la ficha y apodarlo Casper para toda la eternidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario