miércoles, 14 de febrero de 2018

Los enamorados del fútbol

No hay amor más fuerte que el de los hinchas por su club y por los ídolos que les regalaron goles, partidos y campeonatos. En este día de los enamorados recordamos las dos historias de amor más grandes del fútbol argentino.

Por Roi Waremkraut

BOCA JUAN ROMÁN RIQUELME


El Torero debutó en el Xeneize y en la primera división del fútbol argentino el 10 de noviembre de 1996, por el Torneo Apertura y de la mano de Carlos Salvador Bilardo; pero su mejor nivel lo empezó a mostrar con la llegada de Carlos Bianchi a la dirección técnica en 1998. Con Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo, formó parte del trío de ataque más temido del país y hasta su salida en 2002 consiguió seis títulos: tres campeonatos locales, dos Copas Libertadores y una Intercontinental.

En 2007, en conflicto con el Villareal, Riquelme retorna a Boca por seis meses con el objetivo de volver a ganar la Copa Libertadores que no se conseguía desde 2003. Con Miguel Ángel Russo como entrenador, levantó su tercer trofeo continental siendo el mejor jugador del certamen, pero no pudo disputar el Mundial de Clubes en el que Boca perdería la final ante el Milan. Tras entrenarse el resto del año en el club español, pero sin jugar, Román volvió al club de sus amores para quedarse hasta el 2012. En esta tercera etapa, el ídolo boquense gritó campeón en cuatro oportunidades: una Copa Argentina, dos torneos locales y la Recopa Sudamericana de 2008.

Sin hambre para seguir, tras perder la Copa Libertadores de 2012, Riquelme anunció su retiro, pero todavía le quedaba hilo en el carretel y regresó en 2013 con Carlos Bianchi. Sin embargo, no pudo obtener más títulos. De todas maneras, se convirtió en el amor eterno de millones de bosteros en el mundo.

RIVER NORBERTO ALONSO


El Beto debutó con la camiseta del millonario el 8 de agosto de 1971 a los 17 años, promovido por el técnico Didí. En su primera etapa estuvo hasta 1976 y se metió en el corazón de los hinchas con dos títulos: el Campeonato Nacional y el Metropolitano de 1975. Tuvo una corta estadía en el Olympique de Marsella, donde se quedó solamente un año y estuvo mucho tiempo lesionado.

Con el objetivo de estar entre los convocados por César Luis Menotti para la Copa del Mundo de 1978, Alonso regresó a River y se quedó hasta 1981. A pesar de sus repetitivas lesiones en la rodilla, fue la figura del equipo en el tricampeonato conseguido al ganar el  Metropolitano 1979 y 1980, y el  Nacional 1979. Un año después obtuvo también el Nacional de 1981. En su segunda etapa en el club hizo 63 goles en 142 partidos.

En 1981 se peleó con entrenador Alfredo Di Stéfano y se fue a Vélez. Retornó en 1984 para despedirse du su gente amada y vivió el período más glorioso con la consagración en la Copa Libertadores y en la Copa Intercontinental de 1986, en lo que fue la primera vez que River lograba esos trofeos. Además consiguió el Campeonato Nacional 1985-1986.


Se retiró por la puerta grande y quedó grabado para siempre en el corazón de todos los riverplatenses. 

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